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La multitud ocupaba cada rincón de la Plaza de San Pedro cuando, en el instante en que la fumata blanca anunciaba al nuevo líder de la Iglesia Católica, dos hombres se besaron ante las cámaras, en un gesto breve y silencioso — pero que recorrió el mundo con fuerza simbólica. Juan y Bruno, una pareja formada por un argentino y un brasileño, estaban allí por casualidad, sin saber que se convertirían en los protagonistas de uno de los registros más comentados del anuncio del Papa León XIV.
El video, transmitido por la TV vaticana y ampliamente compartido en las redes sociales, muestra la reacción popular a la elección de Robert Prevost como nuevo pontífice. Entre banderas, aplausos y expresiones de fe, la atenta mirada de las cámaras captó, durante unos segundos, un beso entre dos hombres, colocados discretamente al fondo de la plaza. El gesto, aparentemente simple, adquirió un peso que trascendió el momento: se convirtió en una expresión de resistencia y visibilidad LGBTQ+ en un espacio históricamente hostil a la diversidad de género y sexualidad.
“Fue algo natural”, explicó Juan en una entrevista al diario italiano La Stampa. “Me di cuenta de que una cámara nos estaba filmando, se lo dije a Bruno y, en ese momento lo besé. No hubo nada planeado. Sucedió.”Ellos estaban de visita en el Vaticano, por casualidad, el día en que se iba a presentar el nuevo Papa. “Sabíamos que podía ocurrir, pero no imaginábamos que sería ese día.”
Tras doce años de relación, Juan y Bruno viven en Brasil. Juan es argentino y peluquero; Bruno es médico y brasileño, visitaba por primera vez la Plaza de San Pedro. Ambos dicen que son ateos y que no estaban allí por motivos religiosos. Aun así, consideran que el inesperado gesto envía un mensaje directo a la institución que ha moldeado durante siglos los discursos sobre moralidad, sexualidad y pertenencia.
La imagen generó críticas y elogios. Para muchos, el beso fue una provocación; para otros, un recordatorio de la presencia y persistencia de las personas LGBTQ+ en todos los espacios. “No queríamos provocar nada. Simplemente eramos nosotros mismos”, dijo la pareja. Ante las reacciones negativas, Bruno fue enfático: “Las personas deberían amar más y juzgar menos. Los que critican a menudo ignoran realidades que no conocen. Nuestro amor es fuerte, y eso no cambia con las opiniones de los demás.”

La elección de León XIV — el primer Papa de los Estados Unidos — se produjo tras la muerte de Francisco, que había promovido algunos avances en el discurso sobre la diversidad dentro de la Iglesia, aunque sin cambios doctrinales profundos. Robert Prevost, sin embargo, tiene un historial menos receptivo. En 2012, criticó lo que denominó de “estilo de vida homosexual” y mostró oposición a la llamada “ideología de género”, expresión utilizada habitualmente para desacreditar los derechos de las personas trans.
Antes de partir de Italia para otras ciudades de Europa, Juan y Bruno dijeron que si tuvieran la oportunidad de hablar con León XIV, le dirían: “El amor debe ser lo primero. Y también la empatía. La religión sin empatía no le sirve a nadie.” Para ellos, el gesto que se hizo viral no fue una provocación, sino una afirmación. Un recordatorio de que, incluso en 2025, un beso puede seguir considerándose una subversión — lo que solo refuerza la necesidad de que se produzca.

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